Tradicionalmente un pequeño puerto de pesca, Cascáis cambió mucho en los últimos 100 años para volverse en una de las localidades portuguesas preferidas por el turismo. Cascáis emana una atmósfera cosmopolita sin perder su encanto natural.
La bahía es la principal atraccion de Cascáis. Vale la pena pasear en los paseos que la rodean y apreciar el contraste existente entre los colores vivos de los pequeños barcos de pesca y la sobriedad de los yates y veleros anclados en el club de yates.
Después de admirar la bahía podemos dar un paseo hasta el fuerte, al Museo del Mar y al fascinante Museo Conde Castro Guimarães, donde se encuentra también una pequeña playa privada. En este último, puede oír algunos de los magníficos conciertos clásicos que se celebran con regularidad en Cascáis.
Se le gusta pasear por parques, hay uno cerca del museo donde puede relajarse debajo de la sombra de los árboles.
En su camino de vuelta a bahía, aproveche para partir al descubrimiento de las calles típicas de Cascáis y para ver las tradicionales casas blancas, las magníficas calzadas y las antiguas fachadas cubiertas de azulejos.
Perderse en los meandros de Cascáis es una agradable experiencia, que permite estar en contacto con rincones divertidos y sus pequeños, pero acogedores, restaurantes, cafés y tiendas, donde se puede descansar hasta que apetezca hacerse a la carretera de nuevo. En otras partes de esta localidad encontrará palacios antiguos y lujosas casas, de arquitectura magnífica y digna de ser examinada con más atención.
El Forte de S. Jorge, reabierto en Diciembre de 2000, fue, en tiempos, una de las estructuras defensivas más importantes de la costa de Lisboa y es hoy un museo militar. La fachada principal fue reconstruida en base a documentos que datan de 1796 y algunas de las estancias del fuerte fueron elegidas para retratar escenas de lo que sería la vida cotidiana de la época.
El Forte de S. Jorge, reabierto en Diciembre de 2000, fue, en tiempos, una de las estructuras defensivas más importantes de la costa de Lisboa y es hoy un museo militar. La fachada principal fue reconstruida en base a documentos que datan de 1796 y algunas de las estancias del fuerte fueron elegidas para retratar escenas de lo que sería la vida cotidiana de la época.