El Vale do Douro portugués es una de las regiones vinícolas más cálidas de Europa.
Aquí siempre se han producido vinos potentes, empezando con los majestuosos oportos.
Estos vinos fortificados tienen una tradición que se remonta al siglo XVI, cuando inició la adición de brandy al vino durante el proceso de fermentación consiguió estabilizar el vino y lograr su resistencia ante temperaturas variantes y humedades.
Esto hacía posible su transporte marítimo y, consecuentemente, su comercialización internacional. El resultado es un vino con mayor contenido de alcohol y con un sabor más dulce.
Pero en los viñedos del Vale do Douro, Patrimonio de la Humanidad, no sólo maduran las uvas para los oportos.
Una nueva generación de enólogos dourienses apuesta con fuerza por el equilibrio de tintos elegantes.
Y no sólo eso, sino que, además, empiezan con blancos para satisfacer a los paladares más exigentes.