La
ciudad de Amarante se encuentra en la orilla del río Támega, en una zona de
gran belleza y frondosa vegetación. Conserva un núcleo monumental de
considerable interés.
El
acceso a la zona histórica se realiza a través del puente de Sao Gonçalo
construido a finales del siglo XVIII en granito cuenta con dos obeliscos a su
entrada así como bancos en apeaderos en su recorrido.
En
el casco antiguo destaca por encima de todo desde la distancia la Iglesia de
Sao Gonzalo, construida en 1540 y que cuenta con una portada lateral
renacentista, en la que se muestra la estatua del santo y adornos de columnas
rematadas por un frontón barroco.
Una
galería con extractos de la cúpula con los ternario, cubierta de azulejos
completan el perfil de este del edificio.
En
el interior, que gira alrededor de un modesto claustro renacentista, se puede
ver un bonito mobiliario barroco detallado, dos púlpitos, un retablo del coro
con un órgano siglo XVII y capillas,
entre las que llama especialmente la atención, una muy curiosa donde están los ex-votos.
Las
antiguas dependencias del convento albergan estancias del ayuntamiento y un Museo de
escultura y piezas arqueológicas.