Vila Viçosa, en el distrito de Evora, fue lugar de residencia de los Duques de Bragança desde el siglo XV, y también lo fue de la corte en diferentes ocasiones.
Sería el cuarto duque heredero del título, quien cansado del incomodo y austero castillo medieval, comenzó en 1501 las obras del fabuloso palacio de mármol blanco.
Fue muy conocido por sus fiestas de todo tipo, bodas y banquetes pantagruélicos, donde no faltaban los bailes, el teatro y los espectáculos taurinos.
Estas fiestas, que nunca se sabia cuando terminaban, en ocasiones remataban en tragedia. En una de ellas, el propio duque mató a su esposa acusándola públicamente de infidelidad.
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